Por: Equipor de prensa J.R. Masetti
El calor agobiante dificultaba el paso en aquel medio día, bajo los rayos del sol. El lugar para la reunión, la Cooperativa Reciclando Sueños. Ubicada sobre uno de los márgenes del barrio Los Piletones, en el sur de la Capital Federal. En la puerta, camiones que reposaban frente al predio. Otros, entraban y salían con su mercadería: cartones.
Una vez adentro nos reciben algunos de los trabajadores de la cooperativa y nos dicen que en seguida nos va a atender, que “está haciendo una nota para una radio”. El calor se torna inaguantable si uno no se refugia en los pocos lugares de sombra que hay. Mientras tanto entran y salen los trabajadores que a su paso van descargando los camiones que ingresan con cartones.
Se abre la puerta de la oficina y sale Valentín, uno de los referentes de la cooperativa, que está participando de la toma del Parque Indoamericano. Pero eso no le impidió seguir trabajando al igual que siempre.
De piel curtida y maltratada por los intensos días de sol, con una mirada que mezcla tristeza y bronca, pelo corto con algunas canas, y con una barba prolijamente recortada en finas tiras que recorren su mentón. Amable por sobre todas las cosas, nos invita a pasar y nos ofrece asiento y alguna bebida para mitigar el calor sofocante.
Un cuarto que hace las veces de oficina. Repleto de cartones y montañas de papeles. Un escritorio al lado de la puerta que hacen de división en medio del poco espacio que queda. Por detrás de la mesa y junto a la pared algunos muebles de metal viejos, que al parecer contienen archivos de la cooperativa. Sobre el escritorio, algunos papeles, un equipo de mate y algunos elementos de librería.
¿Cuál es la situación que se vive acá?
Hoy por hoy se está viviendo un poco de incertidumbre porque no hay una respuesta ni del gobierno nacional, ni del gobierno de la ciudad. O sea, se terminó el censo y de ahí para adelante no hay nada. No hay una respuesta donde se diga qué van a hacer con la gente, si realmente le van a dar una vivienda, la van a trasladar a otro lado, vamos a quedar ahí. Todavía no se sabe eso, y es lo que genera que la gente se sienta muy molesta.
Imaginate que estamos precariamente: los baños no dan a basto, no hay duchas, la comida es muy escasa, y bueno sabemos cómo es la problemática de los niños y todo eso. Entonces eso nos preocupa bastante.
¿Cuáles son las condiciones históricas del barrio que desembocan en las tomas que se vivieron en los últimos días?
Bueno, este es el sur de Buenos Aires, o sea el sur de la Ciudad de Buenos Aires, en donde siempre se depositaron, digamos, entre comillas, “se depositaron a los pobres”. Recuerden los tiempos de los militares, los tiempos de Cacciatore (Osvaldo Andrés), cuando se hicieron las torres de Villa Soldati, los monoblocks. Siempre se buscó, acá en el sur, en dónde dejarnos. ¿Por qué? Porque bueno, es el límite con la provincia, Soldati y Lugano prácticamente estamos limitando con la Av. General Paz. Entonces se depositó acá a los pobres. ¿Por qué? Porque se nos dejaba acá, lejos del corazón de la ciudad. Entonces no molestábamos, o no nos veían, no sabían qué es Villa Soldati. Pocos conocían Villa Lugano o Villa Soldati, ahora con las noticias que hay la gente sabe que ésto es Capital Federal.
Entonces desde ahí es que viene toda esta problemática de la vivienda. Acá tenemos muchos asentamientos. Y por lógica en algún momento tenía que reventar, y reventó ahora.
¿Crees que es una contradicción el hecho de ser una zona de superpoblación con espacios reducidos frente a zonas sin poblar?
Si, por supuesto. Estos espacios que quedan libres son espacios ociosos. El sur está olvidado, imagínense que los lugares que están tomados ahora eran lugares de quema, lugares donde se depositaba la basura. O sea si ustedes hicieron un paneo del parque no van a encontrar una hamaca, no van a encontrar una calesita, no van a encontrar nada. Porque en realidad no se consideraba un parque real, era un lugar que estaba ahí, ocioso, donde no había nada. Nunca fue cuidado. Entonces, por supuesto, la gente va buscando también dónde quedarse, dónde vivir, dónde resolver los problemas tan graves como son los de la vivienda. Entonces sucedió esto. No sólo acá sino que está sucediendo en otros lugares.
En todo momento se escuchan los sonidos emitidos por la descompresión de los frenos de los camiones que van llegando. La voz resquebrajada de Valentín retrata lo que sucede en el barrio, pero es una situación que se repite en casi todo el sur de la Capital Federal.
La tristeza, la desazón, una cuota de vergüenza y hasta la bronca se mezclan a cada frase que se deja escuchar de su boca. Los maltratos de la vida dan cuenta a cada bocanada de aire que toma.
¿Cómo fueron los primero días de la toma?
Bueno, los primeros días de la toma fueron días tranquilos, donde no se ejerció violencia ni entre nosotros, ni para nadie. Simplemente vinimos con algunos elementos que nos servían para hacer una carpa, o lo que tuviéramos. Fuimos tomando un terrenito, marcándolo. Hasta que cada uno quedó con un pedacito de tierra. Y desde ahí también surgió que venían de otros lugares, otra gente por supuesto. Entre ellos también venían muchos extranjeros: peruanos, bolivianos y paraguayos. Bueno, tienen derecho, seguramente ellos también tienen muchos problemas de vivienda. Desde ya que los tienen. Y bueno, nos juntamos entre todos y tratamos de organizar un poco esta toma. Hasta que surgieron los primeros inconvenientes graves, donde se perdieron algunas vidas. Nosotros no teníamos pensado que podía pasar eso, que había una comisión anti toma, tan violenta ¿no? Sin respeto a la vida humana.
¿La primera confrontación fue con los “supuestos vecinos” de los monoblocks, o con las policías federal y metropolitana?
En las primeras escaramuzas se reacciona ante el accionar de la policía federal, por supuesto. Viendo la impotencia del avance de tanques hidrantes, del avance de policía montada, de policía preparada, en donde bueno, toda esa impotencia se volcó en responderle con piedras. Y ellos no se hicieron esperar mucho y empezaron a responder con balas y con gases lacrimógenos, incluso entrando a las villas para reprimir. Por supuesto, tampoco nos quedamos tranquilos, imagínense, viendo vulnerados los derechos que uno tiene, por más que vivamos en una villa. No los dejamos avanzar para proteger a nuestros hijos, a nuestras familias. Ahí ustedes pudieron ver por la televisión todo lo que sucedió. Ellos arrojaban gases y tiraban balas mientras nosotros teníamos piedras. También se considera un arma, pero es un arma que no le va a hacer tanto daño como una bala. Con las bajas de una persona y de un niño como ustedes ya saben.
Hubo otras tomas sin muertos, y esta justamente fue visualizada por el tema de las muertes ¿Por qué creés que se desencadenó una represión tan brutal?
Y porque esto responde a fuerzas vivas. Fuerzas vivas que siempre van a reprimir al más débil; van a reprimir al que no se va a poder defender. No se olviden de eso. Han reprimido a gente humilde, gente sin armas, gente trabajadora. Siempre se respondió así. Ellos le van a dar siempre al que menos se puede defender, y eso quedó comprobado. Siempre trabajaron las fuerzas así. Son fuerzas justamente especiales para reprimir. Y lo han hecho hacia los más débiles, como siempre.
La puerta se abre y entran dos compañeros de la cooperativa, que al darse cuenta de que le estábamos realizando una entrevista a Valentín, intentan no generar mayores ruidos. Y el teléfono de Valentín que no para de sonar. Hasta que se lo da a uno de sus compañeros para que lo atienda.
¿Cómo se fue organizando la toma después de la represión?
Después de la represión también fue en un acto de bronca donde dijimos “no vamos a ceder, tampoco es así, no se puede desalojar así”. Siempre hubo tomas y se desalojaron de otra forma. Siempre hablando, poniendo la política delante y diciendo: “bueno, vamos a resolverlo”. Pero esta vez pusieron los palos y las balas adelante. De esa manera, cuando uno ejerce violencia, del otro lado siempre va a haber una respuesta también de violencia. Vos no podes repartir el sándwich de la bronca sin comerte un pedacito.
¿Cómo se organizó la Cooperativa Reciclando Sueños?
Nosotros somos una organización que nació en el 2001, durante la época del corralito, cuando muchos nos quedamos sin trabajo. Éramos gente que se quedó sin forma de subsistencia y que decidimos juntar cartones. O sea venimos siempre de la cultura del trabajo, en donde salimos a las calles con un carro y buscamos la subsistencia diaria. Desde ahí empezamos a organizarnos, aprendimos a organizarnos en cooperativas. Hoy somos una cooperativa que tiene una trayectoria.
Siempre estuvimos, lamentablemente, en estos años, enfrentados al gobierno de Macri. Y esto porque Macri no acepta las cooperativas organizadas, porque cree que las empresas son mejores que las cooperativas. Por supuesto que pueden ser mejores pero las cooperativas son del pueblo. Nacemos de una necesidad. Y justamente de una necesidad que vamos resolviendo de a poco y en conjunto. Entonces la cooperativa es una herramienta que nosotros encontramos para la supervivencia, para mantenernos y ganar el pan de todos los días honrada y dignamente. En este caso nosotros trabajamos como cartoneros, pero también hay otras cooperativas que son de otra cosa: de trasporte, de vivienda, etc. Es trabajo, es una herramienta que nosotros utilizamos. Pero bueno, Macri no lo entiende así, por eso siempre nos persigue.
¿Hay cooperativistas participando de la toma?
Si. Hay compañeros y compañeras que trabajan acá con los camiones, o en otras funciones. Y bueno, son compañeros que no tienen vivienda, o que tienen pero son precarias. Algunos duermen acá (en la cooperativa). Duermen en donde pueden, porque no tienen vivienda. Entonces nosotros también lo tomamos como una necesidad primaria, el hecho de poder resolver el tema de la vivienda.
Y acá no es como dijo Macri en un momento, que esta toma fue organizada por los narcotraficantes ¡No es así! Porque cuando se vino la primera balacera, los narcotraficantes no se van a dejar matar, hubieran respondido. Entonces acá no hubo narcotraficantes, hubo trabajadores.
Las atenciones están todas puestas sobre él, pero su mirada sigue fiel al entrevistador. Se mantiene casi inmutable. Hasta parece que le diese vergüenza moverse. Sólo sus manos tienen algún movimiento ligero. Muy de vez en cuando juega con alguno de los pies.
El calor no afloja pese a estar dentro de la oficina. Valentín sigue con su relato y parece tener respuestas para todo. La visión de su realidad clarifica y ejemplifica a la de muchas de las personas que viven en el sur de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense.
¿Creen que sus voces son escuchadas en los grandes medios de comunicación?
Medianamente se escucha la voz nuestra. Pero en realidad, no la voz de todos. Se escucha un porcentaje minúsculo, o sale alguien que quizás tiene la intención de hablar por todos, pero faltan protagonistas acá. Tenemos que agradecer a algunos medios que estuvieron cuando fue la balacera, que le pusieron el cuerpo para contar la noticia, pero todavía falta más. Yo les digo que no tengan miedo, que ya la peor parte pasó. Que vengan y que hablen con los protagonistas reales. Que vengan, se acerquen, que se van a encontrar con gente de trabajo, que en ningún momento vamos a intentar hacerles daño, al contrario, vamos a tratar de que en todo momento estén bien, para que la información salga y pueda ser tomada por la gente como se debe, porque la versión no sólo es de una persona o dos. Que escuchen a los demás.
¿Qué expectativas tienen de que se resuelva este conflicto?
Bueno por ahora no hay una respuesta firme del gobierno que diga qué va a hacer, qué nos va a dar, o qué no nos va a dar. Todavía no salen a responder eso. Nosotros igualmente vamos a estar, vamos a permanecer. Pero sabemos que es un parque público. También pedimos perdón a los vecinos que nos escuchan y nos ven. Pedimos perdón porque los hemos privado quizás de una recreación, que sus hijos estén un fin de semana en el parque. Pero pido que nos comprendan, que nosotros tenemos necesidad y que ellos también tienen necesidad de tener un parque. Pero que este conflicto se va a arreglar y vamos a abandonar el parque cuando el gobierno se decida a darnos una respuesta.
Dentro de este conflicto ¿qué creés que tiene prioridad: la falta de vivienda o el espacio público de recreación?
Creo que ambas cosas son necesarias. Porque el pobre primero tiene hijos y después tiene casa. También, ¿cómo resolvemos eso? Si es nuestra cultura. El parque es necesario. Tiene prioridad, por supuesto que la tiene, pero también tiene prioridad la vida. Tiene prioridad la vida de nuestros hijos. Y la vivienda donde podamos descansar y seguir trabajando.
Esto es un problema que se puede resolver. Que no es tan grave. El parque lo vamos a devolver. Lo van a tener muy pronto. Estoy seguro que lo van a tener al parque. Es más, nosotros somos conscientes de que les estamos causando daño, que les estamos causando molestia, pero también piensen en nosotros. Piensen que el parque es nada más que un elemento que hoy está ahí, está jugando, pero que sirvió para también ver una realidad que estaba oculta; que los gobiernos la tenían bajo la alfombra y que hoy es algo que salió a la luz, que nosotros también necesitamos vivienda. Por eso también les pido disculpas.
A medida que van pasando los minutos, su rostro se va entristeciendo. Parece que la realidad le duele. Se nota en su decir una gran sinceridad, un gran dolor por lo que le toca vivir. Y hasta se podría decir que le genera vergüenza por lo que está teniendo que hacer, junto a sus compañeros, para que los gobernantes y el resto de la “ciudadanía” se den cuenta de cómo viven.
¿Algo más que quieras agregar?
Me gustaría agregar que esto es el comienzo de algo triste, pero quiero que la gente confíe en nosotros. Y todos los países tienen pobres, pero no reniegan de ellos. No les dicen “negros de mierda”. Tienen pobres, aceptan sus pobres y tratan de ser solidarios con ellos. En todo el mundo hay pobres. Pero no sé qué pasó en esta Argentina. En una Argentina hermosa que yo soy parte, como fueron parte mis abuelos o como fueron parte mis padres. Y que hoy me encuentro en una Argentina dividida; dividida ideológicamente, por otros hermanos, hermanos argentinos que nos ven como seres extraños. Esto es una película de terror que en algún momento espero que se termine, y podamos empezar de nuevo a darnos las manos como hermanos, como amigos, nos podamos ver y salir a la calle todos juntos. Y que nos olvidemos de esta mala película. Que empecemos a ver las cosas de otra manera. Porque en una Argentina como la nuestra no pueden estar pasando estas cosas. Que de un día para otro se descubrió que los pobres somos molestos, o que molestamos, o que somos unos negros de mierda. No es posible eso. Yo soy pobre porque mi padre fue pobre y porque mi abuelo fue pobre, y seguramente mis hijos seguirán siendo pobres. Eso no lo voy a poder cambiar pero quiero que mis hijos sean pobres pero con dignidad. Nada más…