revista Trinchera

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viernes, 25 de febrero de 2011

DOS MUJERES, DOS PUEBLOS, EL MISMO DOLOR

Por: Luisina Herrero Laporte y Nicolás Sampedro

  El 23 de febrero se estrenó en el Teatro Colonial, la obra escrita por Felipe Foppiano y dirigida por Oscar Naya, “2 mujeres en el viento”, sobre la vida de dos mujeres que en tiempos diferentes padecieron actos criminales parecidos.
  La obra está basada en la vida de Ana Frank, conocida mundialmente por su diario, y por lo que en sus páginas contaba mientras intentaba sobrevivir en la Alemania Nazi; y  en la vida de Rachel Corrie, activista estadounidense, que viendo el sufrimiento del pueblo Palestino frente a las envestidas del gobierno israelí, decide sumarse a un grupo de voluntarios que actúan como escudos humanos para evitar la demolición de casas de familias palestinas.
http://www.2mujeresenelviento.com.ar/
  Con una muy buena actuación del elenco en general, se entremezclan las vidas de estas dos mujeres. En el intento de hacer interactuar sus vidas, aparecen las intervenciones de personajes “secundarios” pero muy bien logrados, que generaron más de una emoción entre el público. Actuaciones como la del padre de Ana (interpretado impecablemente por Oscar Souto), o la de los compañeros de Rachel: Will (Sebastián Labaronne) o Joe (Felipe Foppiano).
  La obra, de algo más de dos horas y media va mostrando pasajes de la vida de estas dos mujeres, y cómo cada una va sorteando las realidades que se les presentan.
  Si ha de destacarse algo, son las interpretaciones que hacen las actrices principales: Victoria Vinzón como Ana Frank, y Natalia Gilardone como Rachel Corrie. Desde el primer momento en que se paran frente al público, transmiten una energía atrapante, que mantiene al espectador pendiente de lo que van a decir o hacer.
  Si bien la vida de estas dos mujeres fue bastante diferente, sus finales fueron los mismos: la muerte. Una murió de tifus el 12 de marzo de 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen, pocos días antes de que éste fuera liberado con tan sólo 16 años; la otra, también a muy temprana edad, 23 años, aplastada, mientras intentaba detener a una bulldozer Caterpillar D9 de las Fuerzas de Defensa Israelí (IDF) que operaba en Rafah, el 16 de marzo de 2003, durante una protesta contra la demolición de casas palestinas por parte de las IDF en la Franja de Gaza.
  Lo interesante de la obra es lo que genera o puede generar. Para aquellos que no están interiorizados en el tema, muy posiblemente sea una primera aproximación muy valiosa para inmiscuirse en lo que sucedió y sucede aún, en ambos holocaustos: el judío, y el palestino. Para aquellos que sí sepan de la historia, posiblemente una buena manera de mantener viva la memoria y no dejar que se borre el recuerdo de lo que sufrieron y sufren esos pueblos.
  Dos mujeres que desde sus posibilidades de vida dejaron retratados momentos horribles de la historia de la humanidad: una judía, Ana Frank, y la otra norteamericana, Rachel Corrie. Dos pueblos que viven o vivieron la muerte todos los días: el judío y el palestino. El mismo dolor: ver como los seres humanos son capaces de tener tanto desprecio por la vida de sus prójimos.
  Para finalizar, tomando una idea de la obra, y a modo de conclusión: lo importante es DENUNCIAR lo que sucede (o escribirlo, como hizo Ana), y también PARTICIPAR ACTIVAMENTE (como lo hizo Rachel). Esos dos actos, son los que pueden darle esperanzas a la vida del ser humano en este planeta.