revista Trinchera

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lunes, 31 de octubre de 2011

MÁS ALLÁ DE LO ELECTORAL...


"Desde el 11 de septiembre de 2001, comenzó una nueva guerra imperialista que no tiene precedentes históricos: una guerra permanente, a perpetuidad."  Estas palabras pronunciadas por Hugo Chávez  en su carta hacia la última Asamblea General de Naciones Unidas, califican certeramente la naturaleza de los acontecimientos que estamos viviendo como pueblo y desnuda la bestialidad del imperio generando matanzas masivas por todo el mundo. Quieren saldar sus crisis económicas regando las calles del mundo con sangre.

A las guerras empantanadas de Afganistán e Irak, hay que agregarle la intervención directa en Libia (8º reserva de petróleo del mundo) perpetrando una verdadera masacre con más de 70 mil muertos en 8 meses de invasión. El asesinato de Muammar El Gadhafi hace unos días ratifica este escenario guerrerista que está llevando adelante el Premio Nobel de la “Paz” Barack Obama.

A comienzos de año irrumpió en el escenario mundial lo que se denominó “La Primavera Árabe”. Las inmensas movilizaciones callejeras comenzaron en Túnez, y desde allí siguieron en Egipto, y luego se desparramaron en forma de insurrección popular por casi todos los países árabes donde las tasas de desigualdad social eran desoladoras. Países que en su mayoría están o fueron gobernados con un estrecho alineamiento a los intereses yanquis, israelíes, y de la Unión Europea, sostenidos sobre la negación y el sometimiento de las clases subalternas islámicas. Pero no son los casos de Libia y de Siria donde el que desestabiliza es el imperio utilizando mercenarios a su servicio. La intervención yanqui en la región, ya sea en forma preventiva de cambios de figuras políticas para que nada cambie, o de intervención militar directa, habrá que leerlas en clave de la importancia geopolítica, pero con mucho olor a petróleo.

En Nuestra América se consolida el despertar de los pueblos y avanza cada día más en seguir conquistando soberanía a pesar de los intentos vanos del imperio por desestabilizar gobiernos como el de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Porque no es un problema de gobiernos sino de pueblos movilizados que han logrado penetrar el Estado. En ese sentido el ALBA sigue siendo una alternativa para conquistar los grandes derechos postergados de los pueblos y mantenerse alejado de las injerencias del Departamento de Estado norteamericano. Mientras los últimos vestigios del neoliberalismo en nuestro continente sucumbe con la insurrección del pueblo chileno contra el lucro educativo que no es más que poner en jaque toda la estructura económica de Chile instalada en la dictadura de Pinochet y sostenida por la Concertación.

En nuestra Argentina pasaron la elecciones nacionales, muchos festejan sus triunfos abrumadores y otros, a lo que hayan podido acceder. Pero más allá de las elecciones debemos advertir que como pueblo tenemos muchas cuestiones pendientes por resolver y que no tienen mucho que ver con el resultado de los votos. Si bien hemos podido conquistar con la lucha popular de muchos años que a los genocidas de la dictadura los enjuicien y vayan presos, que se logre sancionar la Ley de Medios Audiovisuales, la Asignación Universal por Hijo, y el Futbol para Todos. Pero para nosotros si bien son importantes estás conquistas, hay otras que son fundamentales para lograr la liberación verdadera y recuperar definitivamente la soberanía del país, esos recursos vitales en la actualidad están enajenados, son nuestros Bienes Comunes como los minerales, el agua, la tierra, los recursos energéticos.

Hay compañeros que han hecho esfuerzos de construir entidades políticas “alternativas” como Proyecto Sur, donde Alcira Argumedo no pudo ser candidata en esta elección porque nadie la votó en las primarias. Eso demuestra que el buen discurso de Pino Solanas se desmorona cuando de forma racista descalifica el voto de las provincias, y plantea como voto sensato y culto el de los porteños. También es importante destacar que proponer la despenalización del consumo de marihuana e invitar a portarse mal como propuesta política es una pose esteticista y banal de la política. Rebelarse no es portarse mal y mucho menos fumarse un porro. Y menos que menos si encima lo tenés que hacer con Morandini y Binner.

Por otro lado los compañeros de la izquierda que avanza con su intención de transformarse en la izquierda parlamentaria, lo saludamos y al parecer lo están logrando con estética y discurso mesocrático. Por más retórica de laburante que le pongan eso no tiene mucho que ver con los trabajadores.

En definitiva el problema que enfrentamos todas las organizaciones populares, más allá de lo electoral, es lograr que el proceso político desatado en diciembre del 2001 se encause hacia una solución nuestroamericana y socialista, donde las políticas de Estado estén en función y al servicio de los intereses del pueblo. Y no que se resuelva a favor del stablishment y en contra de los argentinos. Pero como pueblo padecemos debilidades y ello nos obliga a tener que comprometernos más en constituir una unidad capaz de encausarnos hacia una alternativa de poder popular.

Hay que deshacerse de los prejuicios y del prestigismo que hasta el día de hoy nos han separado. Es pararse por encima de la inmediatez, y comprender la construcción y acumulación popular más allá de las diferencias coyunturales. Porque es necesario construir una Argentina donde no haya hambre, saqueo de los Bienes Comunes, que sea pluricultural, y antiimperialista. En eso estaremos como Masetti y ahí nos encontrarán.


Agrupación Jorge Ricardo Masetti