revista Trinchera

revista Trinchera

sábado, 18 de diciembre de 2010

Civilización o Barbarie (Código Contravencional de la Provincia de Buenos Aires)

Por: Ezequiel Lopardo

Foto de Indymedia Argentina
La brecha entre ricos y pobres en el mundo creció cuatro veces en dos décadas según un informe difundido durante la reunión del Consejo de Amnistía Internacional. Mientras en los '90 una persona rica tenía 30 veces más que una pobre, actualmente la relación es de 130 a 1. La crisis económica mundial desatada en los últimos años ha motorizado en la mayoría de países una batería de medidas que en algunos casos, como en Europa, combinó flexibilización laboral con normas jurídicas represivas de contención social y anti-inmigratorias.
En Estados Unidos fue muy conocido el caso de la ley de Arizona, que uno de sus principales propósitos era perseguir no sólo a los inmigrantes ilegales que cruzaban el desierto del Sásabe, frontera con México, sino una guerra étnica contra todos los mestizos por el simple hecho de portar la fisonomía típica del ilegal pobre.
Nuestra América tampoco escapa a la ola expansiva de estas medidas. Quizás con otra naturaleza, con acento en lo que concierne al orden social, en base a la construcción político-mediática de la inseguridad ciudadana. Todas las campañas electorales del 2010 desarrolladas en distintos países tuvieron como principal eje de discusión el problema de la “inseguridad”. En Costa Rica, la Presidente electa Laura Chinchilla, basó su campaña con el eslogan “Seguridad y Honestidad”. En Colombia, Juan Manuel Santos, construyó su figura de líder político a partir de ser el creador del “Plan de Seguridad Ciudadana” durante el gobierno de Álvaro Uribe. En Chile, el empresario exitoso Sebastián Piñera, no ahorró palabras en sus discursos de campaña que prometían seguridad a los “hombres y mujeres de bien”. En las campañas electorales de Brasil y México recurrieron a ejes similares.   Salvo que se trate de una casualidad sin precedente a nivel mundial, estamos en la antesala de una política estratégica que se impone como marco jurídico del orden mundial. Y que al parecer, el  único remedio posible para la desigualdad en crecimiento, tanto económica, social, cultural y política, entre ricos y pobres, es invisibilizar a los marginados, prohibirles el ingreso a las grandes urbes, y arrinconarlos cada vez más contra el precipicio del exterminio que significa la indigencia.


Cruzada contra los pobres

El proyecto de ley del Código Contravencional de la Provincia de Buenos Aires presentado en comisión, el 3 de noviembre en el palacio legislativo por los Senadores Favale y Fioramonti, implica entre otras cosas la baja de la edad de imputabilidad, la imposibilidad de ingresar con carretas a los cartoneros (art. 45), la prostitución callejera (art. 66), manifestaciones y cortes de calles no pautadas con las autoridades (arts. 65 y 66), bloqueo de edificios públicos (art. 67), murgas y batucadas (art. 68), entre varias medidas más que atenten contra la tranquilidad y el orden público.
A fines del 2009 se intentó sancionar un Código Contravencional similar, que no prosperó por la oposición de importantes sectores de la sociedad. Pero es evidente que hay una necesidad de insistir en iniciativas de este tipo, ya que tan sólo un año después salen a la carga nuevamente.
Los códigos contravencionales o de faltas tienen como objetivo fundamental, mantener el orden de la sociedad. Con ese argumento justifican ampliar el margen de acción de las policías distritales para dotarlos de capacidad para ratificar detenciones, sin precisar de una orden judicial, en perspectiva de prevenir el delito bajo libre interpretación de los comportamientos sociales en los ámbitos públicos por parte de la misma.
Foto de Colectivo de Investigación y Acción Jurídica
El proyecto de reformas para un nuevo Código Contravencional de la provincia, elevado a ambas cámaras, posee una extensa gama de categorizaciones sobre las conductas de las personas donde la policía bonaerense tiene un margen abierto y ambiguo para manejarse e imprimir sus prácticas, prejuicios y conceptos que la han caracterizado estructuralmente y por la cual fue denominada como “maldita policía”. Merodeo, vagancia, mendicidad, incitación, escándalo, alteración del orden público y alcoholismo, son algunas de las categorías que caratulan aquello que el sospechoso efectúe y merezca la detención y una multa por contraventor. Pero no sólo la apariencia física, “portación de rostro”, puede significar el arresto, el artículo 50 señala que si uno no puede “justificar” la tenencia de sus propias llaves domiciliarias estaría en falta. Como también sanciona “a quien ofrece o demande en forma ostensible servicios de carácter sexual” (art. 66).
Es importante destacar que el paradigma de la inseguridad para los señores de “peso y de pesos” de nuestro país, no es más ni menos que los pibes de las barriadas más humildes, denominados “pibes chorros”. Esos chicos que nacieron y se criaron llenos de postergaciones son la inseguridad de quienes tienen la fortuna de vivir una vida sin privaciones. Evidentemente es más económico “meterle balas a los delincuentes”, como dijo alguna vez Carlos Ruckauf cuando era gobernador de la provincia y se implantaba en suelo bonaerense la “tolerancia cero”, que llevar adelante medidas concretas del orden de lo social para resolver la desigualdad que hay entre ricos y pobres. Porque en realidad la inseguridad de la clase pudiente no es la misma que la inseguridad de los sectores populares.
Es una verdadera cruzada de civilizados contra la barbarie. Donde los bárbaros no sólo son pobres sino que no entran en los patrones estéticos y éticos de los “ciudadanos”. Es la política de “muerto el perro se acabó la rabia”. Quieren resolver un problema político-social con el garrote, las leyes y los códigos contravencionales para imponer orden a cualquier precio.
Para reconstruir una sociedad desintegrada como la bonaerense, con una brecha alta entre ricos y pobres, habría que apuntar a políticas que acorten el margen de desigualdad social, con la impronta de asegurar trabajo, educación, salud, vivienda, y sobre todo un plato de comida en la mesa de toda la población. Porque nunca una respuesta represiva va a resolver un problema que es profundamente político: El de la injusticia social.


http://aulapenal.wordpress.com/2010/03/14/dictamen-en-rechazo-al-proyecto-de-codigo-contravencional/

No hay comentarios:

Publicar un comentario