revista Trinchera

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miércoles, 20 de abril de 2011

A 4 años de su muerte.

Por: Franco Carignano

Carlos Fuentealba

El 4 de Abril de 2007 fue un día más para muchos, pero para Carlos Fuentealba fue un día determinante. Para la militancia docente, para su familia, para sus amigos y sus conocidos fue la pérdida de un luchador por la igualdad social. “Carlos Fuentealba estaba haciendo política gremial. Era dueño de una historia personal admirable. Alguien que había cumplido un sueño contra la adversidad. No era una adversidad personal ni familiar la de Carlos Fuentealba. Era una adversidad social. La pobreza es una adversidad social” declaró su esposa, Sandra Russo.
Carlos representaba todo eso para ellos, pero era sólo un profesor, nadie. Como sólo era un estudiante Miguel Bru, nadie, un cartonero Luciano Arruga, nadie y un albañil Jorge Julio López, también nadie. Para todo el ámbito político y gran parte de la sociedad, esa que sale a pedir “seguridad” para “vivir mejor” porque así “no se puede vivir”, ven a estos personajes como nadies. Pero mejor lo explica Galeano: “Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: 

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

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